Surcando los aires
Antes de empezar con la entrada propiamente dicha, quería dar las gracias a Ear por echarme una mano (y el pie, y el brazo entero) para adecentar un poco este sitio, que ha quedado muy potito.
Ya que he empezado de una forma que no pretendo sea habitual en este blog, hoy tampoco voy a hablar de un sueño en concreto, sino de un elemento que tienen en común casi todos mis sueños (o por lo menos los que recuerdo, o los que son importantes), de modo que no estaría mal empezar a hablar de ello, ya que probablemente sea la temática que más se repita en posteriores relatos.
...Y ENTONCES ALCÉ EL VUELO
...Me arrojé al vacío, sin temor, sin miedo, y sentí el aire veloz acariciándome el rostro y agitando mis cabellos, extendí mis brazos y planeé, para después ascender por encima de los árboles...
...Quería despegarme del suelo; sabía que otras veces lo había hecho. Podía hacerlo. Corrí con decisión hacia adelante, y con un grito triunfal salté hacia arriba y ascendí. De un salto había alcanzado la cornisa del edificio más alto. Con un sentimiento de salvaje libertad empecé a saltar de cornisa en cornisa, de tejado en tejado. No habia distancia lo suficientemente lejana como para no alcanzarla...
...Extendí los brazos ante mí, y empecé a nadar en el aire. Era sencillo. ¿Por qué la gente decía que no podía volar? Simplemente tenían que desearlo, imaginar que el aire era agua, para empezar a elevarse lentamente. Qué tranquilidad...
...Mi cuerpo descansaba sobre el lecho, pero yo me sentía libre. Podía verlo ahí abajo, mientras yo jugaba a tumbarme en el techo de la habitación. ¿Y por qué no salía de allí? Había que aprovechar esa momentánea libertad, ya que en pocas horas debería regresar. Me deslicé suavemente en el aire y salí por la ventana. Allí estaba el mar. El sol del amanecer se deshacía en pedazos con el movimiento azul del agua. Las gaviotas volaban a mi lado. Bajé hasta quedar a tan sólo medio metro de las aguas, salpicándome el rostro y aceleré, hasta dejar atrás las protestas de las gaviotas. Ascendí...
Hay tantas maneras de emprender el vuelo... Probablemente en el futuro ponga muchas entradas como estas, que no son sino fragmenteos de otros sueños. Para mí es lo más maravilloso del mundo. Sin embargo también puedo volar despierta. Sólo tengo que cerrar un poco los ojos y pensar...
Heriss